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...Mientras Vivimos...

Soledad y hojas secas...

<strong>Soledad y hojas secas...</strong> Cada tarde a las cinco, P miraba su reloj, colocaba bien su vestido, y enredaba sus dedos en aquel paisaje verde... miraba de reojo a las margaritas y ... -No, no voy a desnudaros, él me quiere.... Mientras canturreaba alguna canción olvidada, una sonrisa se dibujaba en su cara al ver su silueta venir a lo lejos... no importaba... nunca importaba la media hora de retraso. Las horas pasaban volando entre conversaciones cotidianas, sueños inventados, miradas cómplices,... solo se podía respirar ternura en aquellos finales de tarde.
Los días pasaban y P seguía viviendo con ilusión aquellos atardeceres, continuaba contradiciendo a las margaritas, colocando bien su vestido, y sonriendo al verlo llegar, ... pero no siempre era así.
En algunas ocasiones, P tenía que danzar con la soledad, hasta que el cielo se volvía anaranjado, y decidía marchar a casa, sin una sonrisa, sin la posibilidad de decirle tantas cosas que quedaban en su mente encerradas.
M tenía una vida muy intensa, en la que perder un minuto suponía una gran pérdida... y claro.. con tantas cosas en su mente, fueron muchas los días en los que sus pasos no lo llevaron hasta P.
Una tarde de mayo M, con paso firme y seguro caminó hasta llegar al banco en el que tantos días P se perdió en sus brazos, ensimismada con el sonido de su voz. Eran las cinco y media... esperó y esperó hasta que el anaranjado cielo fue abriendo paso a la noche, así un día y otro día. Pasados cuatro días, M a punto de marcharse, perdió su mano entre la hierba, arrancó una margarita, la miró y sin entender nada ésta le dijo: -¿Escuchas el silencio?, ... es frío como la soledad... como las horas que P bailó para nosotras, como las palabras que nunca le dijiste, como el tiempo que nunca supiste encontrar...
En aquel lugar, M nunca más volvió a encontrar sus caricias, tampoco llegó a ver ninguna margarita más, el silencio invadía todo su cuerpo, y las hojas secas eran su única compañía...

9 comentarios

Mr. Majestic -

Preciosa historia niña, triste pero preciosa

aquel Eric -

El leerte ha provocado que una ola de escalofrío me invada, bien pude haberme visto reflejado en P, M ó incluso en la Margarita aquella.
Es un relato que en pocas palabras habla de algo inmenso, intenso y lleno de vida.
Debemos aprender a ser pacientes, tanto para dar como para recibir, no podemos dejar perder, ni dar por perdido algo tan bello que nos haga felices, no podemos cambiar la felicidad por la tristeza...

...no debería ser así, aunque a veces es irremediable.

encantador.

Max -

Un bello relato, con un final tan insólito como suele ser la vida.

Saludos

Grismar -

Aunque parezca triste, aunque ya no esten... lo que quedan son esos momentos que hacen Rica y Luminosa nuestra vida, esos momentos hacen que valga la pena :) me encantó tu post.

MaRGuiTa -

Muy bonito tu post!
La verdad esque siempre nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos.
Besos!

cielodescubierto -

Para que las flores perduren hay que regarlasde mimos, dedicarlas su tiempo y nunca, nuca... dejar que las encuentre solas una puesta de sol.
Me ha parecido una preciosidad tu post.

Un beso.

KATREyuk -

Como bien dice Sélah
hay cosas que no se valoran hasta que se pierden
Una historia preciosa niña...
Tan linda y maravillosa como tú
Un abrazo

Sélah -

Desgraciadamente valoramos las cosas importantes cuando las perdemos... Una vez más me encantó leerte. Besotes paisana! ;-)

ideas -

Unos ven las margaritas como esa ruleta donde deliberar "me quiere o no me quiere".. yo las veo como una flor en la que me reflejo